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martes, 30 de agosto de 2011

Copiones

Chile es el país de la copia. Cómo olvidar, por ejemplo, las zapatillas marca "Odibas", versión cuneta de las costosas Adidas. La explicación era para enmarcarla: "Sí son Adidas. Lo que pasa es que en la fábrica se equivocaron y pusieron las letras al revés". Y no faltaba el gil que compraba. La explicación y el calzado.

Y así pasa con un montón de cosas. Desde la etiqueta del jeans hasta los perfumes y los licores. Para qué decir con la ropa deportiva. Y ni hablar de los "cidís" de música y de juegos para el Play y la X-Box. "Respaldo" le llaman los caraduras. Me incluyo. Tengo que confesar que en mi computador siempre tengo los de moda. Los bajo por Bittorrent. Y funcionan perfectamente hasta que sale el nuevo. Ahí se borran...y se cambian por la versión más reciente.

Pero hay copias que molestan. Las de algunos "hinchas" del fútbol, por ejemplo. Porque, al parecer, ya no basta con cambiarle la letra a los cánticos de las barras bravas argentinas -si hasta el acento se pega- sino que, además, ahora no falta el tontito que imita sus peores prácticas. Un fenómeno que no es nuevo, pero que se ha agudizado en los últimos días.

Bastó que los hinchas de River Plate invadieran el campo de juego y "apretaran" a sus jugadores antes de que se fueran a la "B" para que en Chile hicieran lo mismo. En Valparaíso y este fin de semana en Chillán, un par de fanáticos ingresaron al campo de juego para presionar a los futbolistas y a sus cuerpos técnicos. Y en el Monumental, en el partido de Colo Colo frente a San Felipe, un 'garrero' trepó la interminable reja olímplica que antecede a la cancha "David Arellano", bajó al campo de juego, amenazó a Sebastián Toro, golpeó a un guardia y volvió a su ubicación. Todo, en menos de un minuto. ¡Ni el Hombre Araña podría! Y lo peor, todo el numerito terminó en la más absoluta impunidad.

La solución está a la mano: endurecer el castigo. En Europa -por ejemplo- la invasión al campo de juego supone una de las sanciones más duras entre las penas que se aplican por actos violentistas dentro de un recinto deportivo. Me lo explicaron en un seminario ofrecido por la F.A. británica hace un par de años. Allá aprendieron la lección. Costó vidas, pero aprendieron. Ahora, hay que pensarlo dos veces antes de hacerse el chistoso.

lunes, 29 de agosto de 2011

Tiro al aire

Hoy, los hashtags #NombresdeFondas y #mentiraseternas se tomaron Twitter. Al menos en Chile. Aunque, con lo sacavueltas que somos los chilenos, no sería raro que se hayan convertido en TT a nivel mundial.

Aunque no lo crean, no me di el tiempo de comprobarlo. A esa hora estaba trabajando y si ahora escribo esto es porque me quedan apenas un par de minutos libres antes de ir...a otro lugar de trabajo.

Antes, la luz se apoderó de mí y logré unir las dos "etiquetas" en una. Propuse "Tiro al aire" como nombre de fonda y, paralelamente, como 'mentira eterna". Al nivel de "solamente la puntita", "voy saliendo", "no tomo nunca más" y los neologismos "gobierno de los mejores" y "la nueva forma de gobernar".

Asumo que la ocurrencia puede considerarse desubicada. Que el menor Manuel Gutiérrez haya muerto en Peñalolén producto de una bala emanada de un arma policial no es para festinar. Es para ponerse infinítamente triste y para sentarse a analizar qué queremos -y cómo- para nuestro país. Siempre preferiré uno libre. Pensé que los tiempos de la represión habían pasado. Pero parece que me equivoqué feo.

También quiero un Chile serio. En que cada uno asuma sus responsabilidades. Y así como se exige -y en buena hora, porque corresponde- que los encapuchados paguen los daños que cobardemente generan en cada manifestación, también es momento de pedir la renuncia del ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter y del general Director de Carabineros, Eduardo Gordon. Hoy quedó demostrado que afirmar que ellos están para cuidarnos es otra de las #mentiraseternas.

sábado, 27 de agosto de 2011

El canal de todos ¿los chilenos?

No tengo nada contra los extranjeros. Absolutamente nada. De hecho, trabajo junto a uno y si a veces no lo soporto es sólo porque, a su edad, es natural que se ponga medio pesado y odioso. Nada tiene que ver con que haya nacido al otro lado de la cordillera.

En general, los argentinos me caen bien. Mi ídolo es trasandino. Y, en el verano, uno de ellos me paseó en su avioneta, previo pago de ocho lucas, claro. Tenía razón el gerente general de mi país cuando dijo que "nada es gratis en esta vida". Después, bebimos unas Quilmes y comimos churrascos. Pura buena onda.

Tampoco es algo personal contra Paula Benedetto. No tendría por qué. No la conozco. Sé que es modelo y periodista deportiva. Pero en su país, donde el título lo dan con un curso express, que dura apenas un par de meses. A mí, me costó cinco años.

Pese a todo lo anterior, me gustaría que en ciertos puestos se privilegiara al "producto nacional". Sobre todo si se trata de mi profesión, donde lo que más sobra es oferta. Sé que tengo colegas igual de lindas y capaces que Benedetto.

Y más todavía si la tribuna en cuestión es nada menos que el noticiero de TVN, autodenominado como "el canal de todos los chilenos". Un descaro si se considera que las noticias las leen con acento español, los goles los relatan en versión 'che' y los compatriotas que hay se las dan de políglotas y le cambian la pronunciación a cuanto apellido se les cruza.


jueves, 25 de agosto de 2011

Lobos en piel de oveja

¿Quién le cree? Yo, no. Si pasó toda la tarde en reuniones recibiendo instrucciones para tratar de arreglar el pastelazo que se mandó más temprano, sus disculpas no valen. No son auténticas. Son una desesperada maniobra comunicacional por explicar lo inexplicable. O por salvar el puesto.

Crecí escuchando que las excusas agravan la falta. Teoría comprobada por quien, en horas de esta jornada de movilizaciones, se mandó esta 'joya' de declaración: "Hoy Chile es un país sin familia, y yo auguraba que eso iba a traer trastornos sociales para Chile, y, efectivamente, de ahí lo más extremo es llegar al anarquismo. Un niño que no ha recibido nada, no ha recibido afecto, ni el cariño de un padre una madre ni la protección de ellos, se manifiesta en las calles con odio, con resentimiento; no tiene ningún valor que le permita manejarse en un mundo con cierta estabilidad, y eso es lo que estamos viendo".

Después, trató de cambiar el discurso. "Guardo el mayor respeto de las formas familiares, ya sean unipersonales en que solamente hay madre, padre con sus hijos, los cuales valoro y reconozco a través de 40 años de enseñanza universitaria, en el contacto con ellos", declaró durante la tarde el intendente de la región del Biobío, Víctor Lobos. Hay que reconocerle que demoró poco en memorizar el libreto. Quizás le ayudaron varios miembros de la actual administración que lo rodeaban, que seguramente piensan igual que él y que, de paleteados, hasta le soplaron lo que tenía que decir.

Tampoco es que me sorprenda. Ellos están acostumbrados a mandar, a imponer, a ordenar, a segregar, a discriminar. Por eso nunca les creí su discurso del 'cambio'. Porque, aunque se disfracen de ovejas, seguirán siendo los mismos lobos. O Lobos, a quien no le queda otro camino que renunciar y esconderse en el bosque un buen rato. Quizás hasta se encuentre con la "Caperucita" que lo antecedió. Que era igual de feroz.

martes, 23 de agosto de 2011

Fines de lucro

Hay causas que nos unen. La Teletón, los partidos de la Selección, las tragedias o las Fiestas Patrias, entre ellas. Hay otra más cotidiana que también nos hermana: el sagrado derecho a pataleo.

Hoy, por ejemplo, junto a un par de amigos, pusimos cara de espanto cuando vimos la boleta del café Milán de Concepción, versión insípida, devenida en pelolais y mal atendida del tradicional e histórico Haití en la que, por ejemplo, desaparecieron las faldas cortas. La reacción obedeció a que advertimos que los precios habían aumentado groseramente, al punto que una taza de chocolate costaba ¡400 pesos más que la semana pasada!

Un robo. Y encubierto si se considera que el local tampoco muestra sus valores en ninguna lista visible al público. Es decir, uno sólo se entera de ellos al recibir un vuelto cada vez más exiguo.

Pusimos el grito en el cielo. Los tiempos no están para andar botando la plata. Y si alguien considera que la bebida caliente de rigor es un gasto suntuario, está en su derecho. Yo justifico su consumo por dos razones: la necesidad de desconectarse de la jornada laboral y la de elevar la temperatura. A la corporal me refiero, porque Concepción está cada vez más helado.

No fuimos los únicos que reclamamos. Temprano fue el turno de otros clientes y, al menos, lograron rebajar el valor en cien pesos. Una muestra más de la eficacia de los movimientos ciudadanos. Ante el aprovechamiento descarado, no queda otra que manifestarse y actuar.

Por cierto, mis contertulios representaban un abanico de posturas políticas y sociales. Ya he dicho que tengo amigos de izquierda, derecha y otros que "rescatan lo mejor de cada lado", como explican. Pero todos, sin distinción, coincidimos en que se trataba de un abuso. En que hay una diferencia considerable entre la utilidad y la usura. Pedimos el libro de reclamos, pero no existía. Incluso amenazamos con no volver. Lo estamos evaluando. Y si condenamos el lucro en el café, un bien de consumo prescindible, ¿por qué tendríamos que justificarlo en uno fundamental como la educación?

domingo, 21 de agosto de 2011

Queso fresco

"Matthei" es la recomendación de cada fin de semana. Me hablan de su preparación. Hay quienes, de paladar nada exigente, incluso se atreven a ensalzar su buen sabor.

Si ésa es la opción, hay que atenerse a las consecuencias. De partida, no es gusto del chileno de clase media trabajadora. Ni menos, de su bolsillo.

La marca me produce repugnacia. Me recuerda lo peor de lo nuestro: la traición, el cohecho, los espionajes, las volteretas. La prepotencia, la discriminación, la intolerancia.

Y, por sobre todo, la soberbia. Sus recetas -que parece que sirven para varios platos- tampoco me convencen.

Por suerte, Garretón encontró el queso. Y se lo devoró de una sola mascada.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Los días B, de Bulnes

Me recuerda a las liquidaciones de cambio de temporada. Letreros grandes, luminosos y porcentajes. Sobre todo, porcentajes. 30 por ciento de descuento en jeans y zapatillas, excepto todas las que te pueden llegar a gustar. O servir. Las que están en oferta, son número 45. Y el pantalón, talla 34.

Los gigantes del retail nunca consideran que el chileno medio calza 40 y de cintura se acerca peligrosamente al número 50, gentileza de Mc Donalds o la Fuente Alemana. Pasa lo mismo con la electrónica, la computación, la línea blanca y, ahora, con la educación.

El nuevo ofertón del gobierno propone, por ejemplo, un sistema combinado de créditos y becas para el 60 por ciento más vulnerable. Pero de gratuidad, una de las banderas de lucha del movimiento, ni hablar.

La rebaja de la tasa de interés del Crédito con Aval del Estado a un 2 por ciento es definida como "histórica" desde el oficialismo, pero tampoco resuelve la petición de desligarlo de la banca privada, otra de las aspiraciones de los estudiantes.

Por otro lado, la propuesta aborda el lucro en las universidades. Un avance, claro. Pero, ¿qué pasará con los miles de jóvenes y familias que se endeudan con Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales?. Al parecer, seguirán recurriendo a los "super-avances".

Y de la calidad de la educación, mejor ni hablar. El concepto, de partida, es etéreo. Y en la propuesta que entrega Bulnes tampoco se abordan estrategias para aterrizarlo ni menos para medirlo.

En resumen, lo que ofreció La Moneda es más de lo mismo. Con aires de promoción. A fin de cuentas, un nuevo ofertón, igualito al GANE. Los días "B" de Bulnes. Si alguien compra, guarde su boleta. El producto es defectuoso. Resérvese el derecho a devolución.

martes, 16 de agosto de 2011

Manena, estoy contigo

No sabes cuánto te entiendo, Magdalena Piñera Morel. Sé lo que duele que entren a robar a tu casa y que arrasen con todo lo que pillen.

Que ultrajen tu privacidad y que se lleven los recuerdos de toda una vida. Y, peor, saber que -en el menor tiempo posible- los reducirán por unas pocas lucas. Ni cercanas al valor comercial y sentimental que tenían.

Me pasó mientras estaba de vacaciones. Había pasado 18 días notables de mi familia, en la casa que levantamos -con mucho esfuerzo, ciertamente- para desconectarnos del mundo y encontrar un poco de tranquilidad.

En eso estábamos en el penúltimo. Fuimos a un rodeo en busca de un poco de chilenidad. Cueca, payas, cabalgata, empanadas. De vuelta, chocamos de frente con lo peor de lo nuestro: habían forzado una ventana y robaron todo lo que pudieron. El refrigerador se salvó: no cabía en la mochila o no quisieron arriesgar el lumbago.

Para hacerla corta, te cuento que se llevaron el notebook con el que trabajaba -el que ocupo ahora lo estoy pagando en cómodas cuotas mensuales- el anillo que mis viejos me regalaron cuando cumplí quince años, la gargantilla de la licenciatura, una plaquita con la insignia del Colo en oro que regaló una tía, mi reloj y el PlayStation.

Mis papás y mis tíos también cooperaron. Sólo mi ahijado cantó victoria: su consola de juegos estaba bien escondida. Con ella nos entretenemos el fin de semana.

No sabes cuánto te entiendo, Manena. Perdona la patudez, pero como comparto tu tragedia, me siento hasta cercano a ti. Tú también debiste escuchar lo que yo. Que este gobierno potenciaría a las policías, que aumentaría su dotación, que fortalecería la justicia. Que terminaría con la delincuencia. Que trabaría la "puerta giratoria".

Yo nunca les creí. Menos ahora. Y sé que tu decepción debe ser el doble que la mía. Porque confiabas en ellos. Y, sobre todo, porque quien nos mintió es tu padre. Aceptarlo debe ser terrible.

domingo, 14 de agosto de 2011

Tolo, la invitación está hecha

Le voy a repetir la propuesta que le planteé hace un par de semanas en este mismo espacio, Américo Rubén Gallego. Así, a secas. No me pida que haga gala de una presunta estimación en el vocativo. Sencillamente porque le estaría mintiendo. Nunca me cayó bien. Menos ahora que me amargó el fin de semana largo. Ver perder a Colo Colo, y por goleada, me parte el alma.

Me aburrí de que le venda humo a la hinchada más popular y numerosa del país. Que nos quiera dejar como giles. Lo digo así para que le cueste menos entenderme. Si se lo planteo de una manera más figurada, quizás le exija un esfuerzo mayor.

Ya no aguanto más sus explicaciones sin fundamentos o con justificaciones que dan risa. Hoy dijo, por ejemplo, que Colo Colo notó mucho la ausencia de Rodrigo Millar. "El 'Chino' es un jugador de Selección", declaró tras la derrota ante la "U" de "Conce". Se la doy. Pero de inmediato le pregunto, ¿puede depender el plantel más caro del fútbol chileno de un jugador de incuestionable calidad, pero que nunca ha logrado transformarse en referente ni menos en la exclusiva y decisiva figura del equipo?.

No, "Tolo". La derrota de hoy no pasó por la ausencia de Millar. Tampoco le voy a quitar mérito al "Campanil", que hizo su negocio: resistió cuando debió hacerlo y liquidó notablemente cuando pudo: de cuatro ocasiones de gol, acertó tres.

Pero, explíqueme cómo se hace para juntar a once de los mejores jugadores de la competencia -varios de ellos seleccionados de Chile y uno del campeón de América, Uruguay- a los mejores precios del mercado nacional y se logra que no den pie con bola.

Dígame cómo se consigue que un equipo plagado de jugadores talentosos sea incapaz de jugar a algo. A lo que sea, pero con alguna coherencia conceptual. Al menos, de encontrar respuestas cuando el rival marca el primer gol o hay que remontar un marcador adverso.

Explíqueme, por ejemplo, de donde sacó que amontonar delanteros y descuidar la defensa podría conducir a un resultado medianamente productivo. Lo suyo es demagogia. Pero intente no ser tan obvio. Trate de pasar un poquito más piola.

A estas alturas, espero poco de usted y de su trabajo. Incluso, tengo miedo de sus consecuencias. Su paso por el club será un error demasiado caro. Soy de la idea de que sus días en Pedreros no están contados sólo por la cuantiosa indemnización que deberían pagarle. Pero no le doy más allá de diciembre. Si de mí dependiera, hace rato la puerta de salida estaría abierta. Con pasajes incluidos para que me cobre la oferta. Tolo, lo vuelvo a invitar a pescar. A pescar sus cositas y mandarse a cambiar.

lunes, 8 de agosto de 2011

Hay que darles una lección

"Hay que darles una lección". Así justificaron algunos el maltrato de Carabineros a todo lo que se moviera en la marcha del viernes por la Alameda y por cuanta calle y avenida a nivel nacional, a raíz del movimiento estudiantil. Son los que creen en la represión como método. Una práctica heredada de tiempos pretéritos de los que prefiero no acordarme.

"Hay que darles una lección", le diría a los miles de estudiantes que, en un par de horas, saldrán nuevamente a las calles a manifestar su descontento por la calidad y el financiamiento de la educación. Una lección de civilidad, como tantas otras que este país ha dado y seguirá dando a lo largo de su historia.

No les des razones. Marcha por donde está autorizado y no lleves elementos contundentes. Menos se te ocurra portar alguno que consideren incendiario. No lances piedras, ni destruyas la señalética. No levantes barricadas ni te enfrentes a la fuerza pública. Menos te dejes provocar. Haz gala de tus años de formación y estudio y compórtate como un ser civilizado. Sé creativo. Llama la atención a través del arte, de la música, de los cánticos. Varios de ellos me han sorprendido. Marca la diferencia. No permitas que desvirtúen tu legítimo movimiento.

Seremos millones los que estaremos atentos, apoyándote. Seremos millones quienes estaremos esperando la verdadera lección.

sábado, 6 de agosto de 2011

El baile de los que sobran

No es de ondero, ni mucho menos. Quienes me conocen, saben que escucho a Los Prisioneros desde muy chico. Que en mi departamento luzco una foto gigante con Jorge González, que tengo todos sus discos, que fui a sus conciertos y que, en cuanto pub que tenga karaoke, siempre canto algún tema del que, para mí, es el mejor grupo chileno de todos los tiempos.

No pretendo justificarme. Es mi verdad y tampoco pretendo imponerla a la fuerza, como otros.

Hoy decidí poner como ringtone en mi teléfono el himno de la movilización estudiantil y, según los expertos, la canción más representativa del rock chileno. Lo hice bajo el riesgo de perder alguna llamada. O varias. Porque no ajusté el volume ni tampoco me manejo en el Cool Edit como para "pichicatearlo" un poco.

Da lo mismo. Lo que importa es la intención y las ganas de solidarizar con los estudiantes. Simbólicamente, más allá de que alguno crea que la única forma es salir a marchar y a patear, y tirar, piedras con y como ellos. Desafío incluso, la posibilidad de que me declaren "inútil subversivo". Confieso que el único artefacto explosivo que he manipulado fue una bomba... de agua. Y que el atentado falló.

Por estos días, estos cabros nos están dando una verdadera lección. De convicción, de valentía, de resistencia, de aguante. Estos pendejos nos están mostrando el camino. Algunos quieren caricaturizarlos. Otros querrán manipularlos. Allá ellos. Yo prefiero felicitarlos. Por ilusos, por soñadores, por jugados. Y agradecerles por renovarnos el espíritu.

Hace rato que terminé los "doce juegos". En un liceo municipal. Y hace un buen tiempo me di cuenta de que "el futuro no es ninguno" de lo que ellos prometían. Y aunque tuve la suerte de que me enseñaran secretos que a ellos no, también he sabido de uno que otro "fin de mes sin novedad". Hoy me vuelvo a unir a "El Baile de los que sobran".

miércoles, 3 de agosto de 2011

En marcha

Una de mis primeras actividades "extraprogramáticas" en la universidad en la que estudié fue salir a marchar. No llevábamos un mes en clases y ya estábamos en paro.

Ahora que recuerdo parte del petitorio no puedo evitar la sonrisa: iba desde remover al director de departamento e implementar una moderna sala de computación con equipos 286 e impresoras matriz de punto, hasta exigir confort en los baños. A fin de cuentas, el papel higiénico también es un bien de uso público. Como la educación para nuestro presidente. Y a ambos se los pasan por el mismo lugar.

Semanas después, nuestro movimiento se unió a uno de carácter nacional. De esos que, curiosamente, surgen en todos los años impares. Y, como fuimos la primera carrera en movilizarse, nos correspondió el honor de liderar la caminata.

Ahí estaba yo, orgulloso producto de la educación municipalizada, en las primeras filas de un bloque que ocupaba una cuadra o un poco más. Portaba un lienzo de Periodismo y nos escoltaba un par de carabineros. No hubo incidentes.

El día después tuve mi segundo de fama: aparecí en la portada del diario más antiguo de la ciudad. No fue un protagonismo que buscara. De hecho, temía por el tirón de orejas de mis viejos. Ellos me habían mandado a estudiar. Con el mayor esfuerzo, porque ni crédito pedimos. Eso pensé hasta que les mostré el recorte. Todavía me sentía culpable. "Está bien. Yo era de los mismos", me dijo mi papá. Y me tranquilicé.

Por eso, que Hinzpeter anunciara la prohibición de realizar marchas en la jornada de hoy no sólo me recordó dictatoriales tiempos pretéritos y la archiconocida historia del sofá de Don Otto. También me dio risa. Los cabros saldrán a marchar igual. Y si hay que mojarse y comerse alguna lacrimógena, lo van a hacer igual. Es parte de la vida y de su formación. "Está bien. Yo era de los mismos", le respondería a cualquiera de ellos si fuera uno de mis hijos.

martes, 2 de agosto de 2011

#pineraparatu...

Da risa observar la reacción histérica de los simpatizantes de la derecha cuando ven que su gobierno está haciendo historia, pero al revés. Que hoy alcanzó un "histórico" 30 por ciento de aprobación y un no menos "destacable" 62 por por ciento de rechazo. Dicho en buen chileno, Piñera y "el gobierno de los mejores" tienen menos respaldo que un columpio.

Las cifras son incluso menores que los que arrojó la medición de Adimark del mes anterior. Ellos, creativos como son, le echaron la culpa a la presidente de la FECH, Camila Vallejo. Preciosa ella, valga decir.

Hasta un hashtag le crearon: #camilavallejoparatuhueveo. Fome y rasca. Mañana la culparán del alza de la bencina, el gas, el pan, del Transantiago, Hidroaysén y de que el IVA en cualquier momento pueda pillar al porcentaje de aprobación de su presidente.

El alarde de ingenio alcanzó a figurar entre los TT del día, pero el tiro les salió rápidamente por la culata. Al cierre de la jornada, ya era alcanzado por #pineraparatuhueveo. Las razones para molestar al presidente son varias más y, por cierto, mucho más divertidas. Van desde su pésima administración hasta su dislexia progresiva. No sé si existe el diagnóstico, pero suena simpático.

Ellos están convencidos de que lo están haciendo bien. Y siguen en la misma parada. Cometen los mismos errores, siguen siendo igual de soberbios y no escuchan, incluso, a quienes los eligieron y hoy deben estar arrepentidos. Varios deben haber sumado un par de motivos a #pineraparatuhueveo.

lunes, 1 de agosto de 2011

El tiempo se nos fue

"Se nos quedan un montón de temas, ministro. Pero, lamentablemente el tiempo se nos fue", le dijo el conductor de Medianoche, Juan José Lavín a Felipe Bulnes, el titular de Educación, tras pedirle que explicara las reformas que el gobierno acaba de anunciar en materia educacional.

La frase del periodista me suena a premonitoria. Leí los principales puntos de la propuesta y hay en ellos buenas intenciones. Pero mi pregunta es la misma que me planteo después de cada mega-anuncio de este gobierno, siempre acompañado de hartos fuegos artificiales.

Hay una jugada maestra en la disposición a meter en el mismo saco todos los temas que involucran a la educación. "Los escuchamos a todos", parece ser el mensaje buena onda que emerge desde La Moneda.

Pero bien dicen que quien mucho abarca, poco aprieta. Y es sano preguntarse por donde y cómo partirán, cuánto demorarán en resolver todos los problemas y, sobre todo, cómo se solucionarán los más urgentes, que son los que inspiraron el conflicto, considerando que -menos mal- les quedan sólo dos años en La Moneda. La agenda, le llaman.

Advierto que, en un par de años, las demandas serán las mismas. Que volverán las marchas, que se seguirá cuestionando la calidad y, sobre todo, que la discusión acerca del lucro en la educación no será resuelta. Ya estoy imaginando que, como dijo Lavín -Juan José, el bueno- van a responder que "se nos quedan un montón de temas. Pero, lamentablemente, el tiempo se nos fue".