"Matthei" es la recomendación de cada fin de semana. Me hablan de su preparación. Hay quienes, de paladar nada exigente, incluso se atreven a ensalzar su buen sabor.
Si ésa es la opción, hay que atenerse a las consecuencias. De partida, no es gusto del chileno de clase media trabajadora. Ni menos, de su bolsillo.
La marca me produce repugnacia. Me recuerda lo peor de lo nuestro: la traición, el cohecho, los espionajes, las volteretas. La prepotencia, la discriminación, la intolerancia.
Y, por sobre todo, la soberbia. Sus recetas -que parece que sirven para varios platos- tampoco me convencen.
Por suerte, Garretón encontró el queso. Y se lo devoró de una sola mascada.
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