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domingo, 18 de diciembre de 2011

¿Qué te hicieron, Colo Colo?

Esta semana debe ser la peor que he pasado desde que soy hincha de Colo Colo. Es decir, desde los casi 33 años que cuenta mi carné de identidad. No es fácil ver perder al equipo de mis amores ni menos soportar la soberbia del archirrival dedicándome en la cara la obtención de su primer título internacional que, si bien no se compara con nuestra Copa Libertadores, tampoco deja de ser meritoria: el 2006, si la ganábamos, la íbamos a celebrar igual. Aunque, claro, un poco menos que el histórico logro encabezado por Mirko Jozic, Jaime Pizarro, el "Loro" Morón, el "Chano" Garrido, Raúl Ormeño, Rubén Martínez y Marcelo Barticciotto.

Empiezan a surgir, espontáneamente, algunos de los nombres que forjaron la identidad del colocolino. Por supuesto que hay más: desde David Arellano y el "Tigre" Sorrel hasta el "Chamaco" Valdés y el "Chino" Caszely. Desde el "Gringo" Neff hasta el "Cóndor" Rojas y el "Gato" Osbén. Cómo olvidar, por cierto, al curicano Luis Hernán Alvarez, mi entrenador en una escuela de fútbol del club, y el goleador histórico en un Campeonato Nacional con sus 37 conquistas. Todos nombres que escribieron, a punta de goles, identidad, títulos y amor por la camiseta, una historia gloriosa.

Que lejos parecen esos tiempos. Y no lo son tanto. Si era en la década pasada cuando al Monumental se podía entrar como quien iba a su casa. Cuando ser socio -aún guardo mi carné con el número 57.755, que dejé de pagar cuando Peter Dragicevic y el 'Guatón Vergara postularon a la directiva, por lo que me jacto de ser visionario- era importante y la cuota apenas sobrepasaba los tres mil pesos. Cuando la entrada a galería costaba mil quinientos pesos y se organizaban grandes celebraciones para los que estábamos registrados y, cada fin de año, nos mandaban una tarjeta de Navidad. Cuando las entradas para los partidos históricos se compraban después de una larga fila en nuestra sede de Cienfuegos 41 y no a través del sistema TicketMaster. Cuando no había que pagar recargo para ver al más grande de todos.

¿Qué te hicieron, Colo Colo? Primero, te pusieron ruedas. Digo esto para que quienes quebraron al club no se suban por el chorro ni nos hagan creer que la solución está en llamarlos de vuelta. Gracias a ellos, hubo que venderle el alma al peor de los diablos: el poderoso caballero Don Dinero. Y como Colo Colo es un club esencialmente popular, y a la mayoría de sus seguidores lo que menos nos sobra es plata, tuvieron que venir hinchas de Universidad Católica y empresarios de derecha para comprarte y convertir en una mina de oro lo que siempre fue una mina de oro. Y llenarse los bolsillos. Y vaciar nuestro espíritu.

¿Qué te hicieron Colo Colo? Te quitaron el alma. Te transformaron en un negocio. Hoy, ya ni siquiera tienes jugadores propios en la oncena titular. Es más, ni siquiera eres capaz de formar jugadores dignos de vestir tu camiseta. Tus mejores entrenadores se han ido a los rivales. De muestra, un botón: de los que iniciaron el partido frente a Cobreloa, sólo Alvaro Ormeño se forjó en tus divisiones inferiores. El resto, todos afuerinos, desconocedores de la tradición, el raigambre y la obligación que implica vestir tu camiseta. El único que queda es Luis Mena, a quien ni siquiera han tenido la deferencia de ofrecerle el contrato vitalicio que se ganó a punta de sacrificio, respeto y amor por nuestros colores.Para mí, en Colo Colo deberían jugar 11 Luis Mena. O "Lucho" Mena y diez más. Si quieren, pongan a Esteban Paredes. Al resto, los regalo. Así de simple.

Hoy no tienes política deportiva. Lo único que les interesa a quienes te administran es vender camisetas y sumar sponsors. La gloria les da lo mismo. Si hasta para ver nuestras copas, patrimonio que no les pertenece, tenemos que pagarles. Imitan el peor modelo de todos: el del Real Madrid: compran nombres. Figuritas, pero de yeso. Y desde el otro lado de la trinchera se ríen de ti y se comparan con el Barcelona. Otra exageración, pero con algo de certeza: es un modelo que ha demostrado con creces su sustentablidad, ya que los conceptos macroeconómicos le gustan tanto a los gerenciadores de nuestros sueños.

¿Qué hacemos por ti, Colo Colo? Tratar de recuperarte. Esto no da para más. Sumar miles de socios, fortalecer la Corporación, buscar nuevos líderes, golpear la mesa y, quién sabe, hasta cuestionar e interrumpir el contrato de concesión que hoy parece ser lo único "eterno" para un club que, a pesar de todo, para mí -y para millones de chilenos- sigue y seguirá siendo, por siempre, el "Eterno Campeón".