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martes, 30 de agosto de 2011

Copiones

Chile es el país de la copia. Cómo olvidar, por ejemplo, las zapatillas marca "Odibas", versión cuneta de las costosas Adidas. La explicación era para enmarcarla: "Sí son Adidas. Lo que pasa es que en la fábrica se equivocaron y pusieron las letras al revés". Y no faltaba el gil que compraba. La explicación y el calzado.

Y así pasa con un montón de cosas. Desde la etiqueta del jeans hasta los perfumes y los licores. Para qué decir con la ropa deportiva. Y ni hablar de los "cidís" de música y de juegos para el Play y la X-Box. "Respaldo" le llaman los caraduras. Me incluyo. Tengo que confesar que en mi computador siempre tengo los de moda. Los bajo por Bittorrent. Y funcionan perfectamente hasta que sale el nuevo. Ahí se borran...y se cambian por la versión más reciente.

Pero hay copias que molestan. Las de algunos "hinchas" del fútbol, por ejemplo. Porque, al parecer, ya no basta con cambiarle la letra a los cánticos de las barras bravas argentinas -si hasta el acento se pega- sino que, además, ahora no falta el tontito que imita sus peores prácticas. Un fenómeno que no es nuevo, pero que se ha agudizado en los últimos días.

Bastó que los hinchas de River Plate invadieran el campo de juego y "apretaran" a sus jugadores antes de que se fueran a la "B" para que en Chile hicieran lo mismo. En Valparaíso y este fin de semana en Chillán, un par de fanáticos ingresaron al campo de juego para presionar a los futbolistas y a sus cuerpos técnicos. Y en el Monumental, en el partido de Colo Colo frente a San Felipe, un 'garrero' trepó la interminable reja olímplica que antecede a la cancha "David Arellano", bajó al campo de juego, amenazó a Sebastián Toro, golpeó a un guardia y volvió a su ubicación. Todo, en menos de un minuto. ¡Ni el Hombre Araña podría! Y lo peor, todo el numerito terminó en la más absoluta impunidad.

La solución está a la mano: endurecer el castigo. En Europa -por ejemplo- la invasión al campo de juego supone una de las sanciones más duras entre las penas que se aplican por actos violentistas dentro de un recinto deportivo. Me lo explicaron en un seminario ofrecido por la F.A. británica hace un par de años. Allá aprendieron la lección. Costó vidas, pero aprendieron. Ahora, hay que pensarlo dos veces antes de hacerse el chistoso.

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