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domingo, 16 de octubre de 2011

Un país llamado San Carlos de Apoquindo

Una postal de San Carlos de Apoquindo, el estadio al que entran unos pocos.
La respuesta de uno de los barristas de Colo Colo a un carabinero de Fuerzas Especiales me pareció tan genuina, pero a la vez tan notable, que resume uno de los actos de discriminación más graves e impresentables que haya visto en mis treinta y dos años de vida.

La escena es ésta: el funcionario policial impide su libre tránsito rumbo al estadio San Carlos de Apoquindo -derecho consagrado, por lo demás, en la Constitución y que ya fue profusamente violado durante las protestas estudiantiles- y el hombre de verde lo retiene. "No puede seguir", impone, desde su discutible y primitiva autoridad, basada en la ventaja que le proporciona su disfraz de robocop y un bastón retráctil en la mano.

La respuesta del seguidor albo es temerosa, pero intenta ser firme. "¿Por qué? ¿Es otro país allá?", contraataca el fanático, básico conocedor de sus derechos más elementales. El diálogo terminó abruptamente. El anónimo hincha ni se debe haber enterado de la goleada que sufrió el equipo de Ivo Basay. El bus que tomó no terminaba su recorrido en Camino Las Flores y dudo que en el retén en que le brindaron alojamiento dispusiera de un televisor con la señal del CDF Premium. Hoy, no había espacio para gentilezas.

Para los seguidors del equipo de la franja -quienes sí pudieron verlo en calma- debe ser lamentable que la victoria más esperada, merecida y abultada que ha conseguido este año pase al olvido y que quede en la historia como "El partido de la discriminación". Todo por culpa de la actuación de sus dirigentes -uno de ellos un reputado socialista- y, peor aún, de las instituciones que están designadas para velar por los derechos de TODOS los chilenos. En el saco incluyo desde el gobierno hasta los tribunales, pasando, cómo no, por nuestra cada vez más brillante y sorprendente policía uniformada.

Hoy hemos asistido a la fundación de la República de San Carlos de Apoquindo, cuyas fronteras son infranqueables y se protegen a punta de palos, gases lacrimógenos y agua putrefacta financiados con los impuestos que pagamos los contribyentes del país vecino. Un espacio vedado para quienes no cumplimos con el perfil que se requiere para integrar su selecto grupo de "compatriotas": ser rubio, de ojos azules, vivir en una mansión y ganar millones de pesos chilenos mensuales. Allí donde se hizo indeseable la presencia de los que somos mestizos, medimos apenas sobre el metro setenta de estatura y ganamos en lucas. Y, para peor, pocas. Gary Medel, por ejemplo, era aclamado dentro del estadio, pero su familia era abiertamente rechazada en el vecindario contiguo, donde el aspiracional ex jugador de la UC arrendaba un palacio y jamás se atrasó en el pago del arriendo: Nunca le perdonaron su origen humilde. Y a sus cercanos les hicieron la vida imposible.

No me vengan con el cuento de que los hinchas de Colo Colo son violentos. Los hay, pero la generalización es inaceptable. También existen en otros clubes. Lo que cambia es la proporción.

Justificar la clasista segregación que dispuso Universidad Católica al cerrarles la puerta de su recinto, desde esa perspectiva, es otro error. De hecho, la medida también afectó a quienes van al estadio con los sanos propósitos de ver fútbol, gritar por su equipo, festejar la victoria y amargarse por la derrota. Un dato: las peores puteadas a jugadores propios las escuché ahí, donde suponía que vivía la gente más fina de este país. Daba para sonrojarse. ¿Eso también es violencia, no?.




2 comentarios:

  1. Oiga, y la vez que Wanderers no quiso recibir a la hinchada de la U, y Carabineros realizó el mismo acto, por qué no escribió un artículo acerca de eso? Injusto por lo demás.

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  2. Como hincha de la UC me da verguenza el actuar de algunos dirigentes y autoridades gubernamentales, es un país libre y por lo demás, no es una guerra es simplemente un partido de fútbol.
    Ojalá Fuerzas Especiales fuera tan eficaz en sus detenciones para frenar los robos y la delincuencia que suceden a diario en todo Chile no solo en sectores acomodados.
    Da para pensar el actuar de nuestras policias.

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